UN PUEBLO DECIDIDO A CAMBIAR

Luego de más  de 67 días de protestas en Venezuela, las calles se han convertido en el escenario para que los  manifestantes que adversan al Gobierno exijan sus derechos tal y como lo expresa la constitución en su artículo 333, siendo más que un llamado de atención a raíz de la medida dictada por el TSJ, donde le quitaban las competencias a la Asamblea Nacional, generadora de un descontento nacional que sin duda alguna se ha hecho sentir.

Las imponentes manifestaciones pacíficas en todo el país han estado acompañadas de una actuación desmedida por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado, que han dejado según el listado de la Defensoría del Pueblo un saldo mayor a 15.000 heridos y 67 fallecidos,  actuaciones estas ordenada por el gobierno nacional, condenadas no sólo por el 80% del pueblo venezolano, sino por organismos internacionales y por la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, siendo el motivo principal de las denuncias interpuesta por el Ministerio Publico.  

Impactos por bombas lacrimógenas y perdigones a quemarropa, disparos de metras, incluso de clavos y tuercas, lo cual está prohibido en el Control de Orden Público, acciones que han sido negadas a pesar de las pruebas existentes, son algunas de las graves denuncias hechas por la Fiscal General y líderes de la oposición.

Día tras día la situación parece ser difusa, el Gobierno se apoya en el TSJ para que les labre el camino hacia lo que quieren y las manifestaciones de calle se mantienen en descontento a todas las sentencias de este ente sin embargo, es ahora cuando el mundo realmente tiene los ojos puestos en nuestro país, la cúpula roja se muestra quebrantada ante los acontecimientos que han cobrado espacios en sectores en los que el silencio reinaba. 

Venezuela ha reaccionado, parece ser que el hambre, la miseria y la inseguridad terminaron de enterrar el miedo o como dicen “más miedo da vivir con las políticas públicas de este régimen”.

Todos los ciudadanos están en el libre derecho de protestar pacíficamente y ante la presencia de tantas injusticias lo seguirán haciendo, el Gobierno por su parte, se sigue hundiendo por no escuchar la voluntad del pueblo, y para agravar más la situación buscan implementar una Asamblea Nacional Constituyente que goza a todas luces de ilegitimidad, cavando así su propio foso ante un pueblo decidido a cambiar.

Por lo cual no es difícil de augurar para las próximas tres semanas acontecimientos enérgicos, que sabemos cómo empiezan pero no podemos garantizar su final con un Gobierno sordo y no respetuoso de los derechos de los venezolanos de elegir su destino, sin artimañas. 



                                   

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