El derecho a un hogar




Nuestra Constitución en su Artículo 82, garantiza el derecho a una vivienda adecuada, segura, cómoda, higiénica, con servicios básicos esenciales que incluya un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias, igualmente en su segundo párrafo establece que “El Estado dará prioridad a las familias y garantizará los medios para que éstas, y especialmente las de escasos recursos, puedan acceder a las políticas sociales y al crédito para la construcción, adquisición o ampliación de viviendas”.



Ciertamente la vivienda es Derecho de toda persona y así lo reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Artículo 25 “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”. Estas ideas que para muchos surgen después de la segunda guerra mundial, cuando se integran países en organismos internacionales para afianzar la paz y la colaboración entre las naciones, como lo son, La Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), esta ultima por cierto, autora de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, primera expresión internacional en la región de principios de los Derechos Humanos no es algo nuevo, tienen sus raíces en documentos ancestrales.

La Biblia le da un puesto de importancia a la vivienda, más que como casa, como hogar. Dice el Talmud, (obra de gran valor que recoge la llamada Torá Oral) “Una persona no es persona si no tiene hogar, (Ievamot 63ª). Estando claro que un hogar es la más permanente de las tres necesidades humanas básicas (comida, ropa y abrigo) ya que establece un lugar fijo y seguro para la familia.

Entonces nos preguntamos ¿dónde deben dar comienzo las políticas de vivienda? Vemos lastimosamente como el Gobierno dedica tiempo esfuerzo y recursos para incorpora a las Milicias al sistema educativo mediante la asignatura obligatoria “defensa integral” sin embargo, se hace poco o nada para inculcar en el mismo sistema educativo, valores y principios universales necesarios en favor de la construcción del hogar, que no es otro que la consolidación de la familia como pilar fundamental de la sociedad.

Si el Gobierno se dedicara a la consolidación de la estructura familiar, promoviendo el matrimonio, reforzando los valores del hogar, el respeto a sus integrantes, desmontando el machismo, la irresponsabilidad paternal, el sexo irresponsable y no seguro entre los jóvenes y si todo esto, lo acompañaran de una Política de Vivienda que incluya un hábitat que humanice las relaciones familiares, vecinales y comunitarias como lo establece la Constitución, favoreciendo a la familia estructuralmente constituida, estuviéramos de verdad contribuyendo a la construcción de una nueva Venezuela, donde no se negara la posibilidad de una vida digna en el Hogar.

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